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¿Quieres escribir?


¿Quieres escribir pero no sabes cómo hacerlo? En 1995, Daniel Cassany publicó un libro titulado La cocina de la escritura en el cual nos expone recetas para mejorar nuestra expresión escrita.

Lo que presentamos a continuación un decálogo obtenido del mismo libro.

1. No tengas prisa
Date tiempo para reflexionar sobre lo que quieres decir y hacer (el texto, el propósito, el lector...) Planifica el tiempo de que dispones y planifica tu redacción: ¿por dónde empezarás?

2. Utiliza el papel como soporte
Haz notas, listas y esquemas. No te preocupes si están sucios, mal hechos o si no se entienden. Apúntalo todo. Usa la hoja para construir tus ideas y deja para más adelante la tarea de pulir la imagen del escrito.

3. Emborrona
Haz todos los borradores que haga falta hasta que estés satisfecho de tu escrito. Escribir le cuesta a todo el mundo y es habitual tener que garabatear, releer, revisar y retocar para mejorar lo que escribes.

4. Piensa en tu audiencia
Escribe para que pueda entenderte. Usa palabras que comparta contigo, explícale bien y poco a poco lo que sea difícil, anticípale lo que le contarás, resúmeselo al final. Asegúrate de que te entenderá.

5. Deja la gramática para el final
Dedica tus primeros esfuerzos a lo que de verdad es importante: al significado global del texto, a la estructura, a ordenar y aclarar ideas, a hacer más comprensible tu mensaje.
Haz como el arquitecto que dibuja los planos de la casa antes de empezar a construirla. No hagas el trabajo del pintor o del decorador cuando aún no se ha levantado el edificio.

6. Dirige tu trabajo
No lo hagas todo de golpe. Es muy difícil conseguirlo todo a la primera: tener ideas brillantes, ordenarlas con coherencia, escribir una prosa clara, sin faltas, etc.
Dedícate selectivamente a cada uno de los procesos que componen la escritura: buscar información, planificar, redactar, revisar, etc.

7. Fíjate en los párrafos
Cada oración matiza una idea, cada párrafo concluye un subtema, y el escrito completo agota el mensaje.
Comprueba que cada párrafo tenga unidad, que ocupe el lugar que le corresponda y que arranque con la idea principal.
Procura que tenga una extensión comedida. Evita los párrafos-frase de dos líneas y los párrafos-lata de más de 15.

8. Repasa la prosa frase por frase
Cuida que sea comprensible y legible. Busca economía y claridad.
Palabras y frases se enredan en el papel, porque nuestro pensamiento no siempre fluye de manera transparente. La sintaxis se rompe; se desordena el orden de los vocablos; crecen huecos en el entramado del significado; se escapan muletillas, repeticiones y comodines.
Poda las ramas que tapan el tallo central, las palabras que sobran; deshaz los líos sintácticos, escoge los vocablos más precisos,...

9. Ayuda al lector a leer
Fíjate que la imagen del escrito sea esmerada. Ponle márgenes, subtítulos, números, enlaces,... Procura que el camino sea leve.

10. Deja reposar tu escrito
Y déjalo leer a otra persona, si es posible. Aprovecha sus críticas para mejorar el texto. Aún no es tarde.

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