Las vocales fuertes son a, e, o. Las débiles son i, u.
Se llaman así por la distinción del sonido que se emite al pronunciarlas. De hecho, usted puede pegar ahora mismo un grito con e y otro con u y su vecino vendrá a preguntarle por qué grito e. El grito con u no lo alcanzará a escuchar. Sin embargo, fuerte no significa que dentro de la palabra predomine. Por ejemplo, maní, millo, Ciro, Seúl... son palabras en las que hay una vocal fuerte y otra débil, pero en todas ellas predomina la débil.
Se llaman así por la distinción del sonido que se emite al pronunciarlas. De hecho, usted puede pegar ahora mismo un grito con e y otro con u y su vecino vendrá a preguntarle por qué grito e. El grito con u no lo alcanzará a escuchar. Sin embargo, fuerte no significa que dentro de la palabra predomine. Por ejemplo, maní, millo, Ciro, Seúl... son palabras en las que hay una vocal fuerte y otra débil, pero en todas ellas predomina la débil.
¿Y no se llamaban abiertas y cerradadas? Sí. Sé siguen llamando abiertas las fuertes (a, e, o) y cerradas las débiles (i, u), porque para pronunciar una abierta usted abre más la boca y para pronunciar una cerrada, no propiamente la cierra, pero sí la abre menos. Por esto, la terminología de llamarlas cerradas no es muy precisa que digamos, y muchos gramáticos prefieren llamarlas semiabiertas.
También se llaman vocales centrales (a, e, o), porque se pronuncian con la parte central de la boca, y extremas (i, u) porque se pronuncian con las partes extremas de la boca.
Referencia:
- Ávila, Fernando, (1997) Español correcto, Ed. Norma, Colombia.
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